Se denomina interés compuesto en activos monetarios a aquel que se va sumando al capital inicial y sobre el que se van generando nuevos intereses.
Los intereses generados se van sumando periodo a periodo al capital inicial y a los intereses ya generados anteriormente. De esta forma, se crea valor no sólo sobre el capital inicial sino que los intereses generados previamente ahora se encargar también de generar nuevos intereses. Es decir, se van acumulando los intereses obtenidos para generar más intereses.
Por el contrario, el interés simple no acumula los intereses generados. El interés puede ser pagado o cobrado, sobre un préstamo que paguemos o sobre un depósito que cobremos. La condición que diferencia al interés compuesto del interés simple, es que mientras en una situación de interés compuesto los intereses devengados se van sumando y produciendo nueva rentabilidad junto al capital inicial, en un modelo de interés simple solo se calculan los intereses sobre el capital inicial prestado o depositado.
Se suele decir, de manera incorrecta, que cuando un préstamo o depósito es mayor a un año se establece el sistema de interés compuesto, siendo interés simple en caso de operaciones a corto, inferiores al año. Sin embargo esto no es siempre así, ya que dependerá de las condiciones pactadas y de reinversión de las rentabilidades y no tanto de la temporalidad.
VENTAJA DEL INTERÉS COMPUESTO EN LAS INVERSIONES
El interés compuesto tiene un efecto multiplicador sobre las inversiones, ya que los intereses previos generan nuevos intereses, que se van sumando. Esto convierte al interés compuesto en un gran aliado para la inversión de largo plazo. Humorísitcamente, Albert Einstein llegó a decir que el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo.
INTERÉS COMPUESTO: FÓRMULA Y CÁLCULO
El interés compuesto se calcula con una fórmula que tiene en cuenta el capital inicial (CI) y la tasa de interés (i) durante los (n) períodos de imposición del plazo para obtener el capital final (Cf). Y se escribe de esta manera:
Cf= Ci (1+i)n
Lo mejor es que veamos los beneficios del interés compuesto con un ejemplo desglosado en una tabla. Piensa en una inversión de 5000€ con un 1% de interés durante 5 años. Esto es lo que ocurre cada ejercicio:
Año 1: La inversión inicial de 5000€ genera 50€ de intereses, así que el capital final de ese año es de 5050€.
Año 2: El capital inicial es de 5050$ que generan 50,5€ de interés. El capital final es de 5100,5€.
Año 3: El capital inicial es de 5100,5$ y produce un interés de 51,01€. El capital final asciende a 5151,51€.
Año 4: Con el capital inicial de 5151,51€ consigues 51,52€ de intereses. El capital final es de 5203,52€.
Año 5: Los 5203,52€ del capital inicial producen 52,03€ de interés que te genera un capital final de la inversión de 5255,05€
¿Percibe ahora el efecto bola de nieve?
Gracias al interés compuesto se van sumando los beneficios de cada periodo y generando más beneficios de forma sucesiva. En total obtendría unos beneficios de 255,05€ en 5 ejercicios.
Si el interés fuera simple, cada año recibiría unos intereses fijos. La rentabilidad del siguiente ejercicio se calcularía, de nuevo, sobre el mismo capital inicial del principio. Por ejemplo, una inversión de 5000€ con un 1% de interés durante 5 años generaría 50€ cada 12 meses. En total, conseguiría 250€.
La rentabilidad final del interés compuesto de este ejemplo es un 2,02% mayor que el interés simple.